Soy predecible
siempre lastimo mis heridas
para que nunca curen
así
no olvido lo que es el dolor
ese que nace de la piel
arrancada
mientras los dientes escarban
buscan apaciguar la sed
la ausencia
lleno mi boca de sangre
la saboreo
puedo sentir temblores en la lengua
agua viva
crece
parece un hijo hambriento
devorándome las encías
la palabra
trago un poco
pausa
invado mis órganos
me llego al corazón
allí rasco
dibujo la carne
y el dolor es fino
hondo
como veneno translúcido
como el silencio
como la lágrima sumergida en la mar.
Tus versos claman al cielo para que jardines celestiales
ResponderEliminarechen raíces en la carne de los hombres,
En la vida de los hombres.
En la casa de los hombres.
Gracias, de parte de ambas! saludos
Eliminaréchale sal a la herida, se siente rico cuando quema.
ResponderEliminarRealmente hermoso y desgarrador. Caí acá revisando mi viejo blog, incluidos los comentarios que me han hecho. Pienso que todos tendríamos que seguir escribiendo y posteando, sin duda.
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